Plan Michoacán: esfuerzo conjunto a largo plazo

Plan Michoacán: esfuerzo conjunto a largo plazo

Entre voces de esperanza y miradas escépticas se presentó el Plan Michoacán por la Paz y Justicia, el cual consta de 12 ejes, incluye más de 100 acciones y cuenta con una inversión de más 57 mil millones de pesos, además de 37 mil 450 millones de pesos en programas del bienestar para el año que entra, que beneficiarían a cerca de 1.5 millones de habitantes.

Uno de los puntos importantes del plan es que contempla la atención a las causas con programas destinados a disminuir los factores de riesgo que hacen que los jóvenes se unan a grupos criminales, lo que incluye impulso a la educación con el programa de becas que llegará en 2026 a 892 mil 639 estudiantes con una inversión de más de 6 mil 300 millones de pesos, así como programas sociales, con una inversión de 30 mil 270 mil mdp que beneficiarían a un millón 70 mil 637 personas.

Oro punto relevante es que se tiene contemplado el despliegue de 10 mil 506 elementos del Ejército y la Guardia Nacional para el Plan de Operaciones Paricutín, así como mil 781 de la Marina para Lázaro Cárdenas, Aquila y Coahuayana, además de que ya han sido desplegados 277 elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

También se mejorarán las áreas de inteligencia de las instituciones locales, así́ como las áreas de investigación de la Fiscalía y Secretaría de Seguridad Ciudadana de Michoacán, con el apoyo del gabinete de seguridad federal, aunado al fortalecimiento de la Estrategia Anti Extorsión.

Aunque más allá del tema de incrementar el número de policías y soldados, será determinante ver cómo funciona la estrategia de atención a las causas, que implica desarrollo económico, infraestructura, educación, salud, cultura, vivienda, algo que podría tardar muchos años, pero sin duda forma parte fundamental del asunto, para muestra el caso del adolescente que privó de la vida al alcalde Carlos Manzo, joven que sucumbió a las tentaciones de la delincuencia organizada ante la falta de oportunidades.

Otro punto trascendental será no dejar todo en manos de las fuerzas federales, ya que se torna obligatorio buscar la renovación total de las policías locales, con la aplicación de nuevos programas de reclutamiento, el incremento a los salarios, mejoramiento de la capacitación, además de la existencia de un plan de vida para los guardianes del orden y sus familias.

En suma, generar un auténtico cambio en Michoacán no resulta una encomienda sencilla, implica que todos los sectores de la cadena productiva aporten lo que les toca, tanto el gobierno en sus diferentes niveles, así como la sociedad en su conjunto, ya que de otra manera el Plan Michoacán podría pasar como uno más a la cuenta.

Energía y los cabildeos en torno al T-MEC

En fechas recientes, han estado circulando notas periodísticas con las observaciones de diferentes sectores de la iniciativa privada estadounidense entregadas a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos dentro del periodo de consultas de cara a la revisión del T-MEC. Cabe señalar que, no solo el sector energético, sino el propio gobierno de Estados Unidos -empezando por el secretario de Estado, Marco Rubio, en su pasada visita a México-, han señalado prácticas discriminatorias a favor de Pemex y CFE por parte del gobierno mexicano en violación del Tratado.

Es natural que las partes interesadas presenten argumentos a su favor y en contra de acciones de otros gobiernos que estiman les afecten. Similares documentos se están presentando en sus respectivas dependencias a cargo del tema en México y Canadá. También es normal que cabildeen en medios de los otros países sus posicionamientos, como lo están haciendo en México y, además, encuentren eco a ello. De ahí a que tengan la razón o tenga que ser cómo ellos quieran, es otra cosa.

Abordada en su comparecencia ante la Comisión de Energía del Senado el pasado viernes, la secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar, fue enfática en señalar que el apartado de energía del T-MEC reconoce la soberanía de los países firmantes y, por ende, también la soberanía de México sobre la determinación de sus hidrocarburos y del sector energético, sin acotación alguna. Obviamente, hay diferencias, pero también diálogo para atenderlas, tanto con las autoridades respectivas como con las empresas involucradas.

En estos tiempos hay hasta amagos a favor de terminar el T-MEC y ya no tener tratado comercial alguno o de acusar a México de competencia desleal en varios sectores, a niveles que pareciera que la potencia económica es nuestro país. Es normal y entenderlos como parte del ambiente pre-negociación, no comprarse la imagen del villano del tratado.

Crisis en los medios: el deterioro de la confianza pública

Una auténtica bomba fue la dimisión del director general de la BBC, Tim Davie y la responsable de la división de noticias, Deborah Turness, tras la publicación en el diario británico The Telegraph de que habrían estado involucrados en la edición malintencionada de un documental sobre los disturbios de enero de 2021 en el Capitolio en Washington.

La información filtrada proviene de un memorando de Michael Prescott, un ex asesor externo independiente del comité de estándares editoriales de la BBC.

En la pieza se puede escuchar a Trump decir: “Vamos a marchar hacia el Capitolio… y estaré allí con ustedes. Y lucharemos. Lucharemos con todas nuestras fuerzas”. Una edición de dos segmentos de un mismo discurso separadas por más de 50 minutos. Una prueba fehaciente de que los directivos de muchos grandes medios también suelen carecer de escrúpulos cuando de atrapar la atención de sus espectadores se trata.

El hecho, grave por sí mismo, revela algo más profundo: la línea editorial se ha convertido en un mecanismo para justificar la manipulación informativa, incluso en instituciones tradicionalmente asociadas con el rigor periodístico.

Aunque los involucrados nieguen haber participado no dejan de ser responsables por omisión. La BBC, referente de imparcialidad, no es cualquier medio. Su prestigio se cimentó durante décadas sobre la idea de que la veracidad es un bien público, sin embargo, su credibilidad decrece al igual que otros informativos. De acuerdo al Reuters Institute, la confianza en las noticias en el Reino Unido cayó de 51% en 2015 a 33% en 2024: el nivel más bajo registrado.

Pero este no es un caso aislado, en 2004 el escándalo Rathergate, obligó a CBS News a retractarse tras difundir documentos presuntamente falsos sobre el servicio militar de George W. Bush. En Estados Unidos, la credibilidad en los medios ha tocado fondo: en 2023 Gallup documentó que solo el 32% de los estadounidenses confía “mucho” o “algo” en la prensa. CNN y Fox News –desde polos opuestos- también han sido acusadas repetidamente de coberturas editadas o sesgadas para reforzar determinadas narrativas y en América Latina la situación es similar.

La pandemia aceleró el deterioro: el Edelman Trust Barometer reportó en 2022 que un 67% de los encuestados en el mundo creía que los medios intentaban engañar al público difundiendo información falsa o exagerada, y un 76% pensaba que los periodistas estaban más interesados en “defender una ideología” que en informar.

La línea editorial, que en teoría es solo un marco interpretativo, se ha convertido en una coartada para editar, omitir o tergiversar hechos. No todo editorial es manipulación, pero la manipulación se esconde bajo la garantía de una supuesta coherencia narrativa. Tal vez por eso los jóvenes se alejan cada vez más de los medios tradicionales para caer en las redes sociales en donde la información suele presentarse en formatos más atractivos pero con contenidos poco confiables.

Reconstruir un ecosistema informativo capaz de rendir cuentas es una tarea titánica pero necesaria en la que hace mucho tendríamos que haber empezado a trabajar. La distancia entre la ciudadanía y quienes narran los acontecimientos parece estarse ensanchando. Recuperar la confianza será, quizá, la batalla más difícil que enfrenten los medios en el Siglo XXI.

Cómo los trabajadores viven el Buen Fin

El Buen Fin se ha convertido en una fecha clave no solo para el comercio, sino también para entender la relación que los trabajadores en México mantienen con su dinero. Lejos de ser un momento de consumo impulsivo, esta temporada revela una tendencia cada vez más visible: la planeación y el manejo responsable de las finanzas personales.

De acuerdo con el más reciente Termómetro Laboral de OCC, la bolsa de trabajo en línea líder en el país, cinco de cada diez trabajadores planean realizar compras durante el Buen Fin, pero lo harán con cautela. Entre ellos, 32% lo hará solo si encuentra una buena oferta, 13% ya tiene claro qué comprará y 6% tiene la intención de adquirir algún producto, mientras que el otro 50% simplemente no participará en las compras de esta temporada.

Estos resultados muestran que los consumidores son cada vez más estratégicos. La mitad de los trabajadores que comprarán lo hará bajo criterios de conveniencia o necesidad, no de impulso. En otras palabras, el Buen Fin sigue siendo atractivo, pero ahora convive con una conciencia financiera más madura.

La encuesta también revela que cinco de cada diez trabajadores considerarían positivo recibir una parte de su aguinaldo en noviembre como beneficio laboral para aprovechar el Buen Fin. De ese grupo, 19% lo destinaría a aprovechar ofertas o descuentos, 16% lo usaría para ahorrar y 15% lo emplearía para pagar deudas. Más allá del consumo, estas cifras reflejan una mentalidad de planeación: los trabajadores valoran la posibilidad de disponer de su ingreso con anticipación, no solo para comprar, sino también para organizar su economía antes de fin de año.

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