Entre la naturaleza, los aromas y los rituales de autocuidado, Paulina Garza encontró su manera de transformar lo cotidiano en algo sagrado. Fundadora de Ram Ram, una marca de cuidado para la piel que nació en Monterrey, Paulina ha logrado unir sus tres grandes pasiones: la naturaleza, el skincare y la belleza de los momentos simples.
Desde sus inicios, soñó con crear algo más que productos. Quería construir una experiencia sensorial, un refugio que conectará a las personas con la calma y con su propio bienestar. Ram Ram nació del amor por la naturaleza, la pasión por el cuidado de la piel, el deseo de hacer sagrado cada momento y la idea de juntar estas tres cosas en un solo producto.
Antes de convertirse en emprendedora, Paulina siempre tuvo una relación especial con la naturaleza. Su fascinación por los aromas, las plantas y los ingredientes puros la llevó a estudiar sus propiedades y a experimentar con ellas. “Todo empezó con la curiosidad por entender qué ponía sobre mi piel”, cuenta. Con el tiempo, esa curiosidad se transformó en una vocación.
El nombre Ram Ram evoca energía, gratitud y conexión espiritual. Ram es un mantra raíz, un rezo ancestral vinculado al chakra Manipura, símbolo de fuerza y poder personal. Repetirlo eleva la vibración. Esta energía se refleja en la filosofía de la marca: equilibrio, presencia y conexión entre cuerpo, mente y alma.
La misión de Ram Ram es simple y profunda: hacer felices a las personas a través del cuidado de la piel, creando rituales sensoriales que despierten bienestar interior.
Para Paulina, el verdadero lujo no está en el exceso, sino en la consciencia. Lujo consciente es el principio que guía cada decisión: cuidar el planeta, los productos y a quienes los crean y los usan. Cada relleno, cada fórmula, está hecha con amor, rica en activos naturales y libre de ingredientes innecesarios.
La filosofía de Ram Ram se resume en dos palabras: simpleza + calidad. Una rutina simple y elevada, diseñada para disfrutar. Productos sensoriales que nutren cuerpo y emociones, elaborados con respeto por la naturaleza y devoción por los detalles.
El crecimiento de la marca ha sido orgánico, impulsado por la autenticidad y la conexión emocional que genera en quienes la descubren. A pesar de su expansión, nada se ha perdido de su esencia: cada producto sigue siendo una invitación a detenerse, respirar y disfrutar.
Para Paulina, emprender ha sido también un camino personal. “Ram Ram me ha enseñado a confiar, a fluir y a celebrar la belleza de lo simple”, comparte. Su historia es la de una mujer que convirtió su sensibilidad en fortaleza y su amor por la naturaleza en una marca con alma. Porque para Paulina Garza, cuidar la piel no es solo un hábito, sino un ritual para volver a uno mismo.
www.ramram.mx