El pasado domingo, la presidenta Claudia Sheinbaum realizó un recorrido por el Tren Suburbano que conectará con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el cual, dijo, tiene un avance del 92 por ciento y entrará en funcionamiento en el primer trimestre de 2026, incluso que ya pueda ser utilizado para Semana Santa, que es en la primera semana de abril.
Una vez inaugurado, habrá trenes cada 15 minutos de Buenavista al AIFA con un tiempo de 43 minutos a su destino. El recorrido es el mismo del Suburbano a Cuautitlán hasta Lechería (cinco estaciones) y de ahí desvía hacia el AIFA con seis estaciones contempladas entre Lechería y AIFA, que son Cueyamil, Los Agaves, Teyahualco, Prado Sur, Nextlalpan y Xaltocan. En el Congreso Nacional de Ingeniería Civil realizado en noviembre pasado, Andrés Lajous Loaeza, titular de la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), dio a conocer que habrá trenes que realizarán el recorrido directo hasta el AIFA, con lo que se abreviará el tiempo.
Sin duda, se trata de la mejor opción de transporte público para trasladarse y salir del aeropuerto, considerando que la autopista México-Pachuca y el Circuito Exterior Mexiquense suelen sufrir de congestiones, accidentes y bloqueos, y que el Mexibús conecta desde Ciudad Azteca, en Ecatepec. Asimismo, cabe señalar que de esta ruta hacia el AIFA, a partir de Xaltocan, se desprenderá el ferrocarril que correrá a Pachuca, también con estaciones intermedias y con ruta directa a la capital hidalguense.
Más allá del AIFA, la conectividad del norte de la Zona Metropolitana del Valle de México se verá fortalecida, tanto con las estaciones intermedias entre Lechería y el aeropuerto, como posteriormente con las que habrá hacia Pachuca, donde miles de personas realizan diariamente traslados de 2 a 3 horas a la Ciudad de México a sus lugares de trabajo o escuelas en autobuses, combis y autos. Los trenes recortarán los tiempos considerablemente, así como contribuirán a disminuir el tránsito vial en las autopistas.
Veremos en los primeros meses del siguiente año la operación del tren al AIFA y la de El Insurgente finalmente con terminal en Observatorio, lo cual permitirá la conectividad entre la capital mexiquense, el oriente y norte del estado a través de trenes, incluyendo el Metro de la CDMX ya existente.
ISIS: la administración del caos
Menos de una semana tardó la Casa Blanca en lanzar un severo ataque de represalia contra decenas de objetivos del llamado Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS) en respuesta al asesinato de dos soldados estadounidenses y un intérprete en la ciudad de Palmira, en Siria.
Una respuesta que funciona más como un acto de venganza que como castigo, dado el largo historial de enfrentamientos sostenidos por estas dos asimétricas fuerzas, en una suerte de guerra que nunca ha terminado. Ya hace tiempo que ISIS no gobierna territorios, pero tampoco ha sido derrotado.
No es un Estado, no es un ejército convencional y ya no es el califato que entre 2014 y 2015 controló vastas zonas de Irak y Siria, gobernó millones de personas, explotó petróleo, recaudó impuestos y administró una violencia sistemática que quedó grabada en una generación completa. Ese experimento protoestatal fue eliminado militarmente en 2019, pero, como la mala yerba no fue destruida, mutó adaptándose a su nueva condición.
ISIS es hoy una red insurgente descentralizada, con una “base” debilitada en Irak y Siria, pero con múltiples ramificaciones regionales que, al igual que ocurría con Al-Qaeda, operan con una autonomía relativa. Su fuerza ya no radica en ocupar ciudades sino en aprovechar los intersticios donde se engendra el caos: zonas desérticas, fronteras porosas. Estados frágiles o comunidades abandonadas. En esos caldos de cultivo, ISIS no necesita gobernar para existir, pero le bastan para mantenerse vivo.
El ataque estadounidense se inscribe en ese marco, sabedor de que es incapaz de resolver ese acertijo, se conforma con administrarlo: una estrategia de contención más que de erradicación. Recordarles a los rebeldes que cualquier intento de reorganización será nuevamente sofocado.
El problema es que la contención funciona mal en un Medio Oriente, que se encuentra de cabeza. Siria sigue fragmentada; Irak es políticamente frágil; Gaza está devastada. La tensión entre Israel y Hezbolá mantiene a la región en vilo. Un cóctel impredecible que puede estallar ante la menor chispa. Es ahí donde ISIS se vuelve peligroso no por ser el actor principal, sino por ser uno de los más peligrosos: no por su capacidad para definir el tablero, sino por su habilidad para aprovechar sus huecos.
ISIS no es una anomalía, sino un síntoma. Mientras los problemas estructurales de la región sigan intactos, siempre habrá células dispuestas a ocupar el lugar de las eliminadas. En Medio Oriente, con un futuro siempre incierto, la violencia, para algunos, sigue siendo la única opción disponible.
La relevancia de ofrecer un plan de vida a policías
Ofrecer un plan de vida a las y los policías puede ser la diferencia para evitar que los guardianes del orden puedan ceder ante las tentaciones de la corrupción y la delincuencia.
A propósito de la conmemoración del Día de la Policía en la Ciudad de México, que se celebró el pasado domingo con un desfile sobre Paseo de la Reforma, surge la reflexión sobre la evolución de la carrera policial, particularmente en la capital del país.
Muchas veces como ciudadanos criticamos a la Policía, sin detenernos a pensar en qué circunstancias cumplen con sus labores. Desde hace algunas administraciones, la Policía capitalina ha puesto en marcha diferentes esfuerzos por mejorar las condiciones laborales de los guardianes del orden.
Para muestra de ello, podemos destacar que los salarios se han elevado, el parque vehicular es renovado periódicamente, los uniformes son cada vez de mejor calidad, las prestaciones han mejorado sensiblemente, pero, sobre todo, comienza a percibirse que la carrera policial ha evolucionado favorablemente.
Además, desde hace al menos cuatro administraciones se vislumbró el proyecto para construir el Hospital de la Policía, el cual ya inició su edificación en la colonia Jardín Balbuena, en la alcaldía Venustiano Carranza, que se contempla quede concluida a finales de 2026.
Sin duda, ofrecer a los policías un plan de vida, en el que además de otorgarle prestaciones superiores a las de la ley, se incluya un programa integral de bienestar para sus familias, es clave para robustecer a las fuerzas del orden e inhibir considerablemente que sus integrantes incurran en conductas fuera de la ley.
