Por: Dr. Francisco Suárez Hernández. Director de Asuntos Públicos y Relaciones Estratégicas FEMSA. Ex Presidente del Consejo del World Environment Center. Correo electrónico: francisco.suarezh@gmail.com
Nos acercamos de nuevo a un cierre de año, con muchos cambios y por decir poco: turbulento, y en 2025 la sostenibilidad avanzó de manera importante dejando de ser una línea estratégica complementaria para convertirse en un motor central de decisiones corporativas y de políticas públicas, con avances tangibles en gobernanza, financiación climática, descarbonización, economía circular, transparencia y capacidades técnicas en las organizaciones.

Algunos puntos relevantes que avanzaron este año:
I…Gobernanza y dirección estratégica: la sostenibilidad en la alta dirección.
– Muchas empresas continúan integrando la sostenibilidad en sus órganos de decisión: los comités de dirección y los consejos de administración incorporaron métricas ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) como parte regular de la supervisión estratégica y la retribución ejecutiva quedó cada vez más vinculada al desempeño en sostenibilidad.
– Este cambio en la gobernanza responde a exigencias regulatorias, demandas de inversores y consumidores por mayor transparencia y responsabilidad corporativa.
II…Regulación, reporting y lucha contra el greenwashing.
– Se intensificó la arquitectura regulatoria sobre información de sostenibilidad, con normas que aumentaron la complejidad y la exigencia de verificación externa de datos, empujando a las empresas a mejorar sus sistemas de reporte y control interno.
III…Finanzas y movilización de capital climático.
– Se consolidaron mecanismos de financiación climática más ambiciosos: acuerdos internacionales y compromisos públicos-privados apuntaron a movilizar billones en la próxima década para mitigación y adaptación, con compromisos concretos anunciados en foros multilaterales.
– El auge del “green finance” se ha acompañado de criterios más estrictos para la elegibilidad de activos verdes y de una mayor proliferación de instrumentos ligados a resultados ESG (bonos ligados a KPI´s de sostenibilidad y préstamos vinculados a metas de descarbonización).
IV…Descarbonización y energía renovable.
– La transición energética avanzó con proyectos de escala: empresas y países aceleraron despliegues de generación renovable (solar y eólica) y electrificación de procesos industriales, reduciendo la intensidad de emisiones en sectores claves.
– Corporaciones muestran reducciones significativas en emisiones de sus cadenas de suministro gracias a programas estructurados de asistencia técnica, electrificación y compra de energía renovable; por ejemplo: iniciativas que han logrado disminuir cerca de un 50% las emisiones de la cadena de suministro en grandes empresas.
V…Economía circular y gestión de residuos.
– La economía circular se afianzó en cadenas de valor: proyectos de reutilización de excedentes, plataformas para dar segunda vida a materiales y acuerdos de diseño sobre reciclabilidad, redujeron residuos y alargan la vida útil de productos.
VI…Adaptación climática y resiliencia.
– Las compañías avanzaron en integrar análisis de riesgo climático físico en su planificación de inversiones y en la evaluación de proveedores.
VII…Tecnología e innovación aplicada a la sostenibilidad.
– La inteligencia artificial y la digitalización se consolidaron como herramientas esenciales optimizando consumo energético, trazabilidad de materiales, predicción de riesgos climáticos y mejora de procesos de reciclaje.
VIII…Talento, competencias verdes y justicia social.
– Formación en “green skills” como prioridad: programas públicos y privados ampliaron la oferta de capacitación para dotar a la fuerza laboral de competencias en eficiencia energética, auditoría ASG, economía circular y gestión de residuos.
– Al mismo tiempo, la sostenibilidad se vinculó con el impacto social: políticas corporativas enfocadas en diversidad, empleo justo y proyectos comunitarios se integraron en planes ASG.

IX…Medición, ciencia y objetivos netos cero.
– El uso de objetivos basados en la ciencia continuó expandiéndose; las empresas hicieron compromisos más detallados y verificables de neutralidad, con desgloses claros de reducciones internas versus compensaciones y mecanismos de revisión periódica.
X…Resultados y limitaciones: avances reales pero insuficientes.
– A pesar de los progresos, análisis agregados mostraron que muchos ODS están lejos de cumplirse: en 2025, apenas un porcentaje reducido de las metas globales marchaba en vías de cumplimiento, lo que subraya la necesidad de acelerar acciones y escalarlas rápidamente.
– La transición energética se enfrentó a cuellos de botella: costos de capital, fragmentación regulatoria, dependencia de cadenas globales y la necesidad de tecnologías maduras para ciertos sectores pesaron sobre la velocidad de despliegue.
XI…Tendencias que marcan la agenda y perspectivas para el corto plazo.
– Mayor exigencia de transparencia y verificación en el reporteo ASG, con un entorno normativo que seguirá fortaleciéndose.
– Aceleración de la aplicación de IA para optimizar recursos y medir impacto ambiental, sin perder de vista los riesgos éticos y de gobernanza asociados.
XII…Recomendaciones para seguir avanzando.
– Los hitos de 2025 muestran que la sinergia entre regulación, mercado y tecnología puede generar avances tangibles; aunque la magnitud del reto climático y de desarrollo sostenible exige intensificar la ambición y escalar las soluciones demostradas.
– Recomendaciones operativas para empresas y gobiernos: integrar métricas ASG en la gobernanza, invertir en capacidades técnicas y formación, alinear incentivos financieros con objetivos de descarbonización y priorizar la verificación externa para preservar la credibilidad.

Fue un año relevante de avances significativos, aún tenemos retos climáticos mayores por atender, por lo que te invito a incluir en tu agenda 2026:
¡¡¡Acciones sostenibles en tu día a día!!!
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