El metal dorado brilla con fuerza renovada. Por ello, es clave destacar que la probabilidad de un recorte de tasas por parte de Federal Reserve en diciembre ya se sitúa en torno al 60 %, y para enero se eleva hasta cerca del 80 %. Esta expectativa debilita al dólar y favorece al oro, que esta vez sube incluso cuando el billete verde se fortalece de forma marginal.
Asimismo, la acumulación de reservas por parte de bancos centrales se intensifica: People’s Bank of China informó compras de oro por duodécimo mes consecutivo en octubre, lo que demuestra que la demanda oficial no se detiene.
Incremento en la demanda de oro
Debido a estos factores, el precio del oro se impulsa. El cierre del parón gubernamental en EE.UU. reorienta la atención de los inversores hacia las decisiones de política monetaria.
Así, el oro actúa como refugio en un escenario de datos débiles: por ejemplo, el mercado laboral de octubre registró pérdidas de empleos en oficinas públicas y retail, y la confianza del consumidor norteamericano cayó a su nivel más bajo en 3.5 años.
La expectativa de recortes de tasas favorece al oro porque reduce el costo de oportunidad de tener un activo no yield-generador. Por consiguiente, fondos cotizados respaldados en oro (ETFs) podrían recibir nuevos flujos, mientras la demanda física y oficial mantiene el soporte. De hecho, ya en el tercer trimestre global las tenencias de ETFs de oro aumentaron en 222 toneladas.
La función de los bancos centrales sigue siendo un pilar estructural para el mercado del oro. Las adquisiciones netas oficiales en el tercer trimestre sumaron aproximadamente 220 toneladas, lo que representa un aumento del 28 % respecto al trimestre anterior y un 6 % por encima del promedio quinquenal. Estos datos revelan que el soporte estructural de la demanda está intacto.
Dado este panorama, las previsiones se han tornado más audaces. Por ejemplo, J.P. Morgan Private Bank estima que el oro podría alcanzar entre 5 200 y 5 300 USD por onza hacia fines de 2026, lo que implicaría una subida superior al 25 % respecto a los niveles actuales. Por lo tanto, los analistas coinciden en que no se trata de una simple corrección técnica sino de un mercado alcista con fundamentos sólidos.
En consecuencia, invertir en oro hoy implica apostar por un activo que se beneficia de un dólar debilitado, tasas de interés reales en descenso, compras oficiales sostenidas y creciente demanda institucional. Por lo tanto, el oro emerge como una estrategia de cobertura ante vulnerabilidades económicas y geopolíticas, y parece prepararse para un nuevo tramo ascendente.
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