Después de años de mantenerse como un referente de la cocina mexicana, Chapulín se reinventa para presentar una fresca y renovada imagen que marca el inicio de una nueva etapa en la que el restaurante da un paso adelante para reflejar una Ciudad de México cambiante, una tierra y un pueblo diverso, y una escena culinaria que continuamente se enriquece y transforma.
Este redescubrimiento representa un viaje extraordinario por los mares y campos del país, que recoge y celebra lo mejor de la gastronomía de México relatando una historia llena de sabor donde, platillo a platillo, honra sus ingredientes, llevándolos a su esencia más auténtica y cuyas preparaciones son travesías infinitas por compartir; la nueva cocina del restaurante está enfocada en redescubrir, revisitar lugares y contar historias icónicas de una forma nunca experimentada.
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Tradición culinaria
La cocina mexicana ha tenido una evolución acelerada en las últimas décadas escrita, en gran parte, por generaciones de chefs jóvenes determinados a forjar su propio camino y con una tradición culinaria diversa que crece a pasos agigantados y forja nuevas conexiones creando una experiencia curada, vibrante y atemporal.
Cada ingrediente es una narración asombrosa de la naturaleza y los elementos que los componen, así como del trabajo y amor que los nutre, haciendo que los visitantes formen parte de una historia culinaria que se ha formado a través de siglos y que ha atravesado mares, campos y montañas para llegar a la mesa.
El reposicionamiento de Chapulín ofrece la oportunidad de enaltecer sabores, ingredientes y tradiciones mexicanas de una forma elevada, pero al mismo tiempo, auténtica, que han construido comunidades y vinculado familias a través de su cocina.
Chapulín honra y habla del trabajo de la gente a lo largo de los campos y mares mexicanos y el compromiso es tratar con ese mismo amor cada producto y servir lo mejor que dan la tierra y el mar.
En esta búsqueda por evolucionar y ofrecer experiencias inmersivas que conecten a los comensales con sus platillos y con las comunidades que los producen, el menú del restaurante fue completamente reinventado, dando como resultado un recorrido por los campos y mares de México.
Sabores de México
Una cocina que resalta los productos y a los productores del país, incorporando carnes, aves y pescados madurados, ostras y almejas frescas de temporada, elaborados con lo mejor de la tierra y el mar.
La carta base la componen de 30 a 40 platillos y está dividida en barra fría, comal, leña y fuego y postres, para cuyas preparaciones se incorporó todo un nuevo equipo que consiste en: barra de mariscos, comal artesanal de barro, parrilla de brasas, rosticero, línea caliente y cámaras de añejamiento de carne y pescado que se encuentran a la vista.
La nueva loza está hecha a mano por artesanos mexicanos y fue seleccionada personalmente por el chef para adaptarse a los diferentes platillos.
El comal de recinto y barro recibe maíces de diferentes regiones de México, que perfuman el espacio y se transforman en diversas preparaciones que se adornan con productos e ingredientes a la altura del llamado “Oro Mexicano”, mientras que, en la barra de mariscos, desfilan productos de los mares de norte a sur: almejas, ostiones, caracoles, camarones, pulpos, pescados y erizos, todos inspirados por el sabor de las carretas y marisquerías tradicionales de las costas mexicanas.
Es así como, gracias a la colaboración con cooperativas de pescadores, es posible ofrecer productos de la mejor calidad.
Espacios renovados y nueva expansión
La intervención y redistribución de los espacios del restaurante fue realizada por Rafael Sama y su despacho Sama Arquitectos, entre cuyas novedades incorporaron una barra en la cocina para 5 personas que podrán observar la preparación de sus platillos e interactuar con el chef mientras los degustan y una barra de mariscos donde se podrán apreciar las almejas, ostras y demás productos marinos.
El salón “Espejo de Agua” y la “Mesa del Chef” se mantienen como dos espacios privados ideales para eventos.
La evolución de Chapulín no solo se vive en la capital, sino que se expande hacia el norte del país con la apertura, a finales de septiembre, de su sucursal en Monterrey, ubicada dentro del hotel Presidente InterContinental Monterrey, en San Pedro Garza García, esta propuesta hermana traslada la esencia gastronómica del restaurante a un nuevo público, ampliando su compromiso de celebrar los sabores de México.
Con esta expansión, Chapulín une territorios, tradiciones y narrativas culinarias, ofreciendo en ambas ciudades una experiencia que combina autenticidad, innovación y una identidad mexicana en constante transformación.
En el nuevo Chapulín hay mucho fuego y muchas brasas, aromas que abrazan y preparan para viajar a diferentes partes del país y a redescubrir platillos cocinados con diferentes técnicas: rostizados, ahumados, parrilladas y cocciones indirectas, entre otros, todos con el toque de sabor que siempre ha caracterizado al restaurante.
La reinvención de Chapulín ofrece la oportunidad de enaltecer sabores, ingredientes y tradiciones mexicanas contando historias icónicas a través de la comida y su entorno con una mirada al futuro informada por el pasado con sabores redescubiertos y la esencia de muchos Méxicos.
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